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Seguridad en piscinas comunitarias: protocolos y responsabilidades para juntas de propietarios

Una tarde tranquila puede convertirse en una emergencia en segundos. Las piscinas en conjuntos residenciales son espacios de disfrute colectivo, pero también implican riesgos si no se gestionan adecuadamente. Garantizar la seguridad acuática en edificios es una responsabilidad compartida, donde la junta de propietarios juega un papel clave.

¿Quién responde por la seguridad?

La responsabilidad de las juntas de propietarios no solo recae en lo administrativo. Deben implementar y supervisar protocolos de seguridad en piscinas que cumplan con la normativa vigente. Esto incluye desde el mantenimiento hasta el comportamiento de los usuarios.

Si ocurre un accidente por falta de señalización, socorristas o mantenimiento, puede haber responsabilidad legal en piscinas por omisión. Por ello, contar con planes de prevención no es opcional, es esencial.

Normativas y reglamentos: el marco indispensable

Cumplir con las normativas para piscinas en propiedad horizontal evita sanciones y protege a la comunidad. Estas normativas regulan aspectos como la profundidad, cerramientos, horarios de uso y presencia de personal capacitado.

El reglamento de uso de piscinas debe estar visible y ser comunicado a todos los residentes. De igual forma, debe contemplar normas de convivencia en zonas húmedas, como prohibiciones sobre consumo de alcohol, ingreso con heridas o ropa inadecuada.

Mantenimiento y gestión continua

Una gestión de piscinas comunitarias eficaz involucra inspecciones periódicas, limpieza del área, revisión de equipos y registro de parámetros químicos. Las juntas deben garantizar el mantenimiento de piscinas residenciales  y contratar personal especializado.

La inspección de piscinas comunitarias debe verificar escaleras, trampolines, duchas, zonas antideslizantes y dispositivos de rescate. Esto forma parte de las medidas de seguridad en piscinas que reducen riesgos de caídas o ahogamientos.

Prevención de accidentes: un deber colectivo

La prevención de accidentes en piscinas inicia con la educación. Señalización visible, reglas claras y la supervisión adulta reducen los incidentes. En temporadas de alta afluencia, reforzar los controles es fundamental para mantener el orden.

Además, considerar capacitaciones básicas en primeros auxilios para el personal o incluso algunos residentes puede ser una decisión acertada.

La seguridad en piscinas comunitarias no debe improvisarse. Con protocolos definidos, mantenimiento constante y compromiso de la junta de propietarios, es posible ofrecer un entorno seguro, funcional y agradable para todos los residentes.